Escribo esta carta en un breve descanso de estos días difíciles donde la responsabilidad del cargo con que me honraron los tandilenses pesa más que nunca, pero se ve reconfortada por la actitud de los vecinos y la heroica acción diaria de centenares de ciudadanos.

A ellos les dirijo especialmente estas líneas: a todos los que trabajan poniéndole el pecho al riesgo, con el alma y el corazón, en los hospitales, en la calle, en el lugar donde hay que jugarse por el otro, quiero expresarles mi más conmovedora gratitud. Me conmueven las enfermeras, los recolectores de residuos, las y los médicos, las mucamas, los empleados de cada fábrica que produce alimentos o de los comercios esenciales que deben seguir en sus puestos, los bomberos y personal de las fuerzas de seguridad; los hombres y mujeres que nos dan un ejemplo de vecindades activas, de solidaridad y de valentía, en una situación tan compleja como inédita.

Nada seríamos sin todos estos tandilenses que están en la primera línea, expuestos y sin dudar, trabajando codo a codo en todos los estamentos sociales, privados y públicos, en instituciones y diferentes ámbitos, haciendo de la entrega un credo de fe.

Tengo por todos ellos un agradecimiento que será eterno. Un reconocimiento que también hago extensivo a tantos miles de vecinos anónimos que cumplen con lo mejor que pueden hacer para  evitar el desborde de nuestro sistema de salud: quedarse en casa, cuidarse y así cuidar al vecino.

Pese a la gravedad de la situación, confío en nuestro trabajo mancomunado y en la energía de toda nuestra sociedad para salir adelante. Esta es nuestra lucha y nuestro objetivo. Esta nota sólo quiere expresar mi gratitud a todos, pero fundamentalmente a los vecinos que están dando la pelea en cada lugar de trabajo para preservar la salud de todos los tandilenses.