En el Día de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, miles de fieles se congregaron en el santuario del barrio porteño de Liniers para participar de la tradicional misa. Este año, la celebración fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, quien aprovechó la ocasión para lanzar un contundente mensaje al Gobierno nacional, en medio de un contexto de creciente malestar social.

Durante su homilía, García Cuerva hizo referencia directa a los recientes vetos del presidente Javier Milei a la ley de movilidad jubilatoria y a la declaración de emergencia en discapacidad. "Somos custodios y guardianes de los más pobres, de los más débiles, de los ancianos que siguen esperando una jubilación digna", afirmó. Y agregó: "No podemos desentendernos de los que sufren".

Con un tono firme pero sereno, el arzobispo llamó a dejar atrás "el chiquero de las descalificaciones y del odio y reclamo avanzar hacia la reconciliación social. "No hay paz sin justicia y no hay justicia sin paz insistió al tiempo que remarcó la importancia de "sentarnos a una misma mesa para pensar colectivamente el futuro del país generar consensos" y "llorar los fracasos sin buscar culpables".

Fiel al mensaje del papa Francisco, García Cuerva revalorizó el rol del trabajo como factor de dignidad humana. "El trabajo es un gran ordenador social", sostuvo, al tiempo que reconoció todas las formas de empleo, desde el trabajo formal hasta las changas y la economía popular. "Toda actividad que con esfuerzo lleva dignamente el pan a la mesa merece ser reconocida, acompañada y protegida", señaló.

El arzobispo también evocó palabras del papa León XIV para rechazar "la guerra de las palabras y de las imágenes" y pidió terminar con las expresiones que dividen y excluyen. "Sí, somos guardianes de nuestros hermanos", sentenció.

Finalmente, García Cuerva retomó el espíritu que cada 7 de agosto convoca a miles de personas frente al santuario de Liniers. Citando nuevamente al papa Francisco, concluyó: "Lo que te da dignidad es ganar el pan. Si no damos esa posibilidad, eso se llama injusticia social. Los gobernantes deben dar a todos la posibilidad de ganarse el pan".