25/10/2023
Colocaron más de 20 muestreadores de dióxido de carbono y metano en diferentes puntos de la ciudad, en el campus universitario y en el PIO. La iniciativa se extenderá por un año y también se replica en Tandil. Buscan minimizar el impacto de los gases de efecto invernadero, avanzar con una planta piloto y patentar el proyecto de carbones activados a base de residuos.
Olavarría está más cerca de saber cuáles son los niveles de dióxido de carbono que hay en su atmósfera y así tomar decisiones que ayuden a minimizar el impacto del efecto invernadero en la ciudad. Eso se propone la Facultad de Ingeniería: medir las emisiones que derivan de la quema de materiales orgánicos como carbón, petróleo, gas, madera y residuos sólidos y generan el cambio climático.
Con ese objetivo, la FIO instaló más de veinte muestreadores que le tomarán el pulso al aire que se respira en el centro, en algunos barrios, en estaciones de servicio, dentro del PIO y hasta en el complejo universitario. Los datos que se registren servirán de base para diseñar políticas de gestión ambiental y mitigación de emisiones contaminantes.
La iniciativa cuenta con el apoyo de la Dirección de Desarrollo Sustentable perteneciente a la Secretaría de Desarrollo Económico de la Municipalidad local y la FIO la lleva adelante junto con la Facultad de Ciencias Exactas de Tandil, a través de la UNICEN. Dichos muestreadores están cuidadosamente instalados en sitios estratégicos de ambas ciudades y su función es monitorear el dióxido de carbono (CO2) y el gas metano (CH4).
Estudio de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero en sectores de consumo de gas natural: industrias y estaciones de expendio de GNC en las ciudades de Tandil y Olavarría es el nombre del proyecto que se activó a principios de octubre y se extenderá a lo largo de un año.
En Olavarría nunca se hizo esta medición. Vamos a detectar dónde hay mayores emisiones, sobre todo de dióxido de carbono que es el más problemático, y de metano de los GEI, indicó la Dra. Pamela Ramos, integrante del grupo de investigación de la FIO que dirige la Dra. Marcela Bavio y del que también forman parte la Ing. Florencia Jerez y el Ing. Federico Ponce.
Pasos previos
La propuesta tiene como antesala investigaciones que proponen posibles soluciones para contrarrestar las emisiones contaminantes. Desde la FIO generamos carbones activados a partir de residuos y los utilizamos para diferentes aplicaciones. Una posibilidad surgió en 2019 con mi beca posdoctoral en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, en busca de capturar dióxido de carbono partir de diferentes residuos lignocelulósicos, explicó la especialista.
Además de medir estos niveles específicos de contaminación avanzarán sobre las estrategias de mitigación, que es lo más difícil, asumió.
El CO2 está presente en el gas natural y se registra también en actividades pequeñas, además del transporte. Con estas mediciones vamos a tener un panorama de cuánto contribuyen las industrias de Olavarría en los índices de calentamiento global, ejemplificó la investigadora.
Las grandes industrias del distrito quedaron al margen de ese mapeo pero sí lograron desembarcar en el Parque Industrial de Olavarría (PIO) e incluir a empresas de magnitud. Tandil tampoco pudo incorporar a las grandes industrias aun cuando llevan muchísimo tiempo midiendo una emisión muy alta que es el relleno sanitario y en tratamiento de efluentes.
Los investigadores de Exactas harán modelos y el tratamiento estadístico de los datos obtenidos. Estamos avanzando sobre cómo mitigar. Vamos a pedir una beca para diseñar unos filtros y poder capturar el CO2. Tenemos materiales avanzados pero en escala de laboratorio. Nos haría falta escalar para poder dar respuestas a las demandas de la sociedad, admitió la Dra. Ramos.
Diseñaron una planta piloto modular y presupuestaron los equipos para optimizar determinados parámetros que todavía no tenemos. Hay muchísima gente interesada en el proyecto pero queda ahí. Nos postulamos para construir la planta piloto y ganamos en 2022; en ese momento eran 10 millones de pesos pero ahora llega a los 50 millones, observó la ingeniera, con preocupación.
Ideas por patentar
Los carbones activados se producen a partir de residuos como la yerba mate, la cosecha de trigo, el bagazo de la cerveza, la cáscara de nueces o naranja, el residuo del cannabis. El 80% del carbón activado que se utiliza es importado. Hay solo dos fábricas en el país pero lo hacen a partir de madera, no de residuos. Nosotros estamos próximos a hacer la patente de uno de los carbones que se logran a base de un residuo, contó con entusiasmo la investigadora de la FIO.
La explicación de que no hay plantas es porque las empresas no invierten y falta restricción estatal por la contaminación porque funcionan igual y pagar por sus emisiones; eso les resulta más barato que invertir en mitigación. Tendrían que ser más estrictos con las sanciones, evaluó la investigadora.
En síntesis, hasta el momento hicimos simulaciones sobre los gases contaminantes; ahora vamos a tener valores reales de las emisiones en Olavarría y Tandil, destacó la Dra. Ramos, dispuesta a tender redes vinculadas con otros municipios hacia la construcción de plantas piloto de carbones activados.
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