08/07/2025
Abuelas de Plaza de Mayo anunció este lunes la restitución
de la identidad del nieto 140. "Hoy damos la bienvenida al hijo de
Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, nieto 140", dijo Estela de
Carlotto en el comienzo de la conferencia de prensa desde la ExEsma. Por su
parte, Adriana Metz, hermana del nieto 140, completó: "Gracias a las
Abuelas por enseñarnos a que la búsqueda es colectiva". Todavía hay más de
300 nietos y nietas que no conocen su verdadera identidad.
El nieto 140 nació el 17 de abril de 1977, en el centro
clandestino "La Escuelita" de Bahía Blanca, como se supo a través de
testimonios de compañeros de cautiverio de Graciela, y hoy podemos confirmar a
partir de su restitución. Su hermana Adriana lo buscó desde siempre junto a sus
abuelos Oscar Metz y Elisa Kaiser, con quienes se crió y, desde que ellos
partieron,continuó esa búsqueda. Siempre sensible, inquieta y risueña, con su
habilidad de tejedora Adriana fue construyendo una red que la cobija y hoy
también abraza a su hermano, en este encuentro tan esperado, señalaron las
Abuelas.
"Con la restitución del nieto 140 confirmamos, una vez más,
que nuestros nietos y nietas están entre nosotros y que, gracias a la
perseverancia y el trabajo constante de estos 47 años de lucha, seguirán
apareciendo. El acompañamiento de la sociedad que sigue brindando información
sobre posibles hijos e hijas de personas desaparecidas y acompañando a quienes
dudan de su origen demuestra que la búsqueda no puede ser en soledad".
El comunicado señala
que: "este encuentro ratifica, además, lo imprescindibles que son las
herramientas construidas por el Estado y la labor silenciosa de decenas de
trabajadores y trabajadoras de la Comisión Nacional por el Derecho a la
identidad (CoNaDI) y del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), que aún hoy,
en condiciones precarias y con enormes dificultades, continúan trabajando con
la convicción de que este delito debe ser resuelto. También la importancia del
trabajo de todos y cada uno de los compañeros de Abuelas y de la gran familia
que se extiende en la República Argentina y el exterior difundiendo esta
búsqueda, que sigue tan vigente como lo demuestra esta restitución.
Los nietos y nietas que faltan están entre nosotros, viven
en nuestros barrios, trabajan y comparten actividades, transitan nuestras
calles, están cerca. Necesitan ser acompañados para animarse a conocer su
verdadero origen. Hay que insistir en que su consulta no molesta y cualquier
sospecha, por mínima que parezca, es motivo para acercarse a las Abuelas. Por
eso, si alguien tiene algún dato, también le pedimos que lo acerque, son esas
informaciones guardadas hace años las que nos permiten hallar a nuestros nietos
y nietas.
La historia familiar
La mamá del nieto 140, Graciela Romero, nació el 21 de
agosto de 1952 en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. Su familia la
llamaba "Peti" y tenía tres hermanos. Su hermana menor, María Elena,
también fue asesinada por la dictadura en 1977. Graciela era estudiosa,
emprendedora y aguerrida. Tenía buen humor, cocinaba bien y también cosía.
Estudió economía, hasta que se casó y se abocó a la militancia.
El papá, Raúl Metz, nació en Bahía Blanca el 24 de agosto de
1953. Sus amigos lo apodaban "El Melli", porque tenía un hermano
gemelo. Los Metz eran diez hermanos. Se criaron en un hogar politizado, ya que
el abuelo Metz era militante del Partido Comunista y trabajador ferroviario.
Raúl tenía sentido del humor, aunque era un poco calentón. Comenzó su
militancia en la Federación Juvenil Comunista, junto a su gemelo Néstor. Eran
compinches, militaban, iban juntos al colegio, compartían salidas y amigos.
Desde los 13 años trabajaban como cadetes en una tintorería. Luego ingresaron
al Ferrocarril, como su padre.
"Los Mellis", como los conocía todo el barrio, sufrieron su
primera detención bajo la dictadura de Onganía. Con 19 años, fueron llevados a
la cárcel de Bahía Blanca y luego como "presos de máxima seguridad" a Devoto.
Mientras estaban detenidos en Bahía se realizó una campaña pidiendo su
liberación. Entre las organizadoras estaba Graciela. Cuando Raúl y Néstor
salieron de la cárcel se alejaron del PC, pero siguieron militando en comedores
barriales. Allí Raúl conoció a Graciela y se enamoró. Juntos ingresaron al
PRT-ERP. Al tiempo se casaron y llegó Adriana, su primera hija. Vivieron en
Bahía Blanca, hasta que la persecución los acorraló y decidieron mudarse a
Cutral-Có, provincia de Neuquén.
Graciela y Raúl fueron secuestrados el 16 de diciembre de
1976 en Cutral-Có, ella embarazada de cinco meses. Por testimonios de
sobrevivientes pudo saberse que permanecieron detenidos en el centro clandestino
"La Escuelita" de Neuquén, donde fueron torturados física y
psicológicamente. Luego fueron llevados al centro clandestino "La Escuelita" de
Bahía Blanca, donde también sufrieron brutales tormentos.
Raúl Metz fue sacado de ese centro clandestino a fines de
enero y desde entonces se encuentra desaparecido. Graciela, con 24 años,
durante su cautiverio dio a luz un varón en abril de 1977. Ese bebé, hoy
adulto, hasta el viernes último desconocía su verdadera identidad y que una
familia entera lo estaba buscando. Graciela continúa desaparecida.
Adriana tenía un año cuando las fuerzas represivas se
llevaron a sus padres, unos vecinos -Edelvina Guiñez y Miguel Panijan- la
cuidaron hasta que sus abuelos paternos Oscar y Elisa fueron a su encuentro.
Las búsquedas
Las familias Metz Romero buscaron a Graciela, Raúl y el bebé
que estaba en camino desde el instante que supieron de su secuestro. Oscar y
Elisa llevaron la iniciativa de esta búsqueda: hábeas corpus, denuncias
internacionales, presentaciones, hasta el final de sus días. Con la mayoría de
edad, Adriana hizo suya la búsqueda, siempre cercana a la institución, a donde
acompañaba a su Abuela Elisa desde pequeña. Su tía, Elisa Metz, muchas veces
visitaba a la filial de Abuelas La Plata buscando alguna novedad sobre su
sobrino.
En 2009, como una botella tirada al mar, Adriana abrió un
blog, "Poncho de Lana", en el que le contaba a su hermano quién era, cómo lo
buscaba y lo esperaba. Allí le escribió una carta para su cumpleaños. Desde
entonces cada 17 de abril lo saludaba, con la ilusión de ser leída. Adriana
participó de cada producción y actividad institucional, con la certeza de que
sólo encontraría a su hermano buscando a todos. Y al final, hay recompensa.
A partir de información que Abuelas recibió de manera
anónima, se inició una investigación que luego se trabajó de manera conjunta
con la CoNaDI y la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños
durante el Terrorismo de Estado (UFICANTE). Este trabajo conjunto permitió
reforzar la hipótesis de una posible apropiación, reunir la documentación
necesaria y profundizar en el caso. En este marco, y una vez finalizada esta
etapa, en abril de este año, la CoNaDI tomó contacto con el posible nieto para
brindarle toda la información recabada. Así, él accedió a concurrir al Banco
Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y dejar su muestra de ADN, para ser cotejada
con las familias que buscan.
Finalmente, el viernes último el BNDG comunicó a la CoNaDI
el resultado de ADN y la Comisión le informó al hombre que efectivamente se
trataba de un caso de apropiación y que su perfil coincidía con el de la
familia Metz Romero. Durante el fin de semana ambas familias fueron
notificadas, lo que hoy nos permite comunicar a la opinión pública que hemos
encontrado al nieto 140.
La prueba irrefutable
Cada restitución revela de manera irrefutable que la
dictadura ejecutó un plan de exterminio, que cometió un genocidio. Cada nieto
viene a confirmar que el Estado terrorista secuestró personas, las mantuvo
ocultas en Centros Clandestinos de Detención bajo torturas, las asesinó y
desapareció sus cuerpos. Que en esos campos de concentración existieron
maternidades clandestinas, donde las detenidas, como Graciela Romero, dieron a
luz a sus hijos en condiciones infrahumanas. Que hubo un plan sistemático de apropiación
de menores, condenando a esos niños a vivir en la mentira y a sus familias
biológicas a buscarlos indefinidamente.
Cada restitución de un nieto es también la confirmación de
que el trabajo sostenido y colectivo nos permitirá seguir encontrándolos. Esta
restitución nos reúne para darnos fuerzas y ratificar que el rol del Estado,
las políticas públicas, la solidaridad, el acompañamiento, el amor y la
perseverancia, son la garantía del Nunca Más. Pero para que estas búsquedas se
sostengan es imprescindible que el Estado siga existiendo. Por eso exigimos que
se derogue el decreto N°351/2025, que deja en extrema vulnerabilidad al Banco
Nacional de Datos Genéticos (BNDG).
Hoy el Estado restituye un derecho fundamental para
cualquier persona: el derecho a la identidad. Las Abuelas hacen justicia por
los abuelos que no están y por toda la familia Metz Romero que buscó sin
descanso. Una vez más, la verdad arrasadora vuelve a imponerse al olvido y
florece la identidad. Todavía falta encontrar a 300 nietos y nietas apropiados
durante el terrorismo de Estado. Sigamos siendo ese país que iluminó al mundo
en el camino de la Memoria. Luchemos para que la verdad no se apague.
¡Bienvenido nieto 140!
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